dilluns, 23 de febrer del 2015

Neopatria, por Enric JulianaDesde 1986, exceptuando quizás el momento en que Aznar se imaginó al frente de una segunda Inglaterra, muy amiga de Estados Unidos y distante del eje franco-alemán, España ha intentado ser un país políticamente amable en la Unión Europea

Esa tradición se está rompiendo ahora. Rajoy y su gabinete han decidido enfrentarse abiertamente al nuevo gobierno de izquierdas griego, con un triple objetivo. En primer lugar se pretende enviar un mensaje de firme apoyo a la ortodoxia económica alemana
Estem igual que en Franco, per moltes coses i també perquè Franco es volia posar al costat de Hitler.

Las referencias del ministro García-Margallo a las pensiones que se habrían podido mejorar con el dinero prestado a Grecia son efectistas. (Casi 26.000 millones, desglosados de la siguiente manera: 6.659 millones de préstamos directos del Estado y 19.600 millones de operadores financieros privados, avalados por el Estado español). 26.000 millones de euros es mucho dinero. El argumento es eficaz, pero peligroso para la publicidad gubernamental, puesto que invita a efectuar otros cálculos. Invita a calcular, por ejemplo, cuántas pensiones se podrían haber mejorado con el dinero público destinado a sanear Bankia (22.244 millones, de los que este pasado verano sólo se había recuperado el 4%), o CatalunyaCaixa (12.000 millones, de los que sólo se han recuperado 1.187 tras la venta de la entidad al BBVA), amén de las ayudas públicas para sanear otras antiguas cajas de ahorro en dificultades. Hay cálculos que los carga el diablo y es la primera vez que desde la esfera gubernamental española se invita de forma explícita al agravio social con otro país de la Unión.
Curiosament el bo del Juliana obvia els 16.000 milions que paguem els catalans a España i no tornen.